Baltasar Gracián
(1601-1658) Escritor español.
(1601-1658) Escritor español.
- Hase de hablar como en testamento, que a menos palabras, menos pleitos.
- Lo único que realmente nos pertenece es el tiempo: incluso aquel que no tiene otra cosa cuenta con eso.
- Es tan difícil decir la verdad como ocultarla.
- No hay peor sordo que el que no puede oír; pero hay otro peor, aquél que por una oreja le entra y por otra se le va.
- Quien no tiene enemigos, tampoco suele tener amigos.
- El primer paso de la ignorancia es presumir de saber.
- El no y el sí son breves de decir pero piden pensar mucho.
- Todo lo que realmente nos pertenece es el tiempo; incluso el que no tiene nada más, lo posee.
- Obró mucho el que nada dejó para mañana.
- Saber olvidar, más es dicha que arte.
- Lo bueno, si breve, dos veces bueno.
- Cada uno muestra lo que es en los amigos que tiene.
- Muchas veces nace la enfermedad del mismo remedio.
- Señal de tener gastada la fama propia es cuidar de la infamia ajena.
- Donde acaba el deseo comienza el temor.
- ¿Cuál puede ser una vida que comienza entre los gritos de la madre que la da y los lloros del hijo que la recibe?
- Pon un gramo de audacia en todo lo que hagas.
- Más vale un grano de cordura que arrobas de sutileza.
- La confianza es madre del descuido.
- Saber y saberlo demostrar es valer dos veces.
- Errar es humano, pero más lo es culpar de ello a otros.
- Es cordura provechosa ahorrarse disgustos. La prudencia evita muchos.
- No es necio el que hace la necedad, sino el que, hecha, no la sabe encubrir.
- Para prevenidos no hay acasos.
- Por grande que sea el puesto, ha de mostrar que es mayor la persona.
- Son los ímpetus de las pasiones deslizadores de la cordura, y allí es el riesgo de perderse.
- Sólo vive el que sabe.
- No te pongas en el lado malo de un argumento simplemente porque tu oponente se ha puesto en el lado correcto.
- El más poderoso hechizo para ser amado es amar.
- La muerte para los jóvenes es naufragio y para los viejos es llegar a puerto.
- La costumbre disminuye la admiración, y una mediana novedad suele vencer a la mayor eminencia envejecida.
- Hemos de proceder de tal manera que no nos sonrojemos ante nosotros mismos.
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ALBERT ELLIS |
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