Benito Pérez Galdós (1843 – 1920) fue un prolífico novelista, dramaturgo y cronista español.
- Más sabe el que vive sin querer saber que el que quiere saber sin vivir
- Esa polilla de la voluntad que llamamos lástima.
- En mi salvaje independencia llevo dentro una luz espiritual que me hace amable y placentera la vida
- La experiencia es una llama que no alumbra sino quemando.
- Más días hay que longanizas.
- El amor es un arte que nunca se aprende y siempre se sabe.
- Asusta pensar que acaso las admiraciones más sinceras que tenemos son las de las personas que no nos han comprendido.
- El dinero lo ganan todos aquellos que con paciencia y fina observación van detrás de los que lo pierden.
- La geología había perdido una piedra y la sociedad había ganado un hombre.
- Dichoso el que gusta las dulzuras del trabajo sin ser su esclavo.
- Así como de la noche nace el claro del día, de la opresión nace la libertad.
- El mal, en cualquier forma que tome dentro de lo humano, no tiene significación alguna para una alma fuerte, aplomada y segura de sí misma.
- ¿Acaso hemos nacido para trabajar como los animales?
- El miedo es la forma de nuestra subordinación a las leyes físicas.
- No hay felicidad que no tenga un pero.
- Mar donde el pensamiento navega a su antojo sin llegar jamás a ninguna orilla.
- Bien puede decirse que la estrategia, y la fuerza y la táctica, que son cosas humanas, no pueden ni podrán nunca nada contra el entusiasmo, que es divino.
- Un tren que parte es la cosa del mundo más parecido a un libro que se acaba.
- Al amor no se le dictan leyes.
- ¿No es triste considerar que sólo la desgracia hace a los hombres hermanos?
- Nuestra imaginación es la que ve y no los ojos.
- Asusta pensar que acaso las admiraciones más sinceras que tenemos son las de las personas que no nos han comprendido.
- Sí, una cosa sé, y es que no sabemos más que fenómenos superficiales…
- No es impropio el llanto en las grandes almas, antes bien indica el consorcio fecundo de la delicadeza en sentimientos con la energía de carácter.
- El verdadero amor, el sólido y durable, nace del trato; lo demás es invención de los poetas, de los músicos y demás gente holgazana
- La moral política es como una capa con tantos remiendos, que no se sabe ya cuál es el paño primitivo.
- por más que se diga, el artista podrá estar más o menos oculto, pero no desaparece nunca, ni acaban de esconderlo los batidores del retablo, por bien construidos que estén.
- Los ciegos serían felices en este país, que para la lengua es paraíso y para los ojos infierno
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