Gilbert Keith Chesterton
(1874-1936) Escritor británico.
(1874-1936) Escritor británico.
- El optimista cree en los demás y el pesimista sólo cree en sí mismo.
- Loco no es el que ha perdido la razón, sino el que lo ha perdido todo, todo, menos la razón.
- Lo más increíble de los milagros es que ocurren.
- Si de verdad vale la pena hacer algo, vale la pena hacerlo a toda costa.
- ¿Es usted un demonio? Soy un hombre. Y por lo tanto tengo dentro de mí todos los demonios.
- La afirmación de que los mansos poseerán la tierra está muy lejos de ser una afirmación mansa.
- Cuando se deja de creer en Dios, enseguida se cree en cualquier cosa.
- La iglesia nos pide que al entrar en ella nos quitemos el sombrero, no la cabeza.
- La única simplicidad que vale la pena de conservar es la del corazón, la simplicidad que acepta y goza.
- Puedo creer lo imposible pero no lo improbable.
- Democracia significa gobierno por los que no tienen educación, y aristocracia significa gobierno por los mal educados.
- Optimista es el que os mira a los ojos, pesimista, el que os mira a los pies.
- El fin de tener una mente abierta, como el de una boca abierta, es llenarla con algo valioso.
- El sabio es quien quiere asomar su cabeza al cielo; y el loco es quien quiere meter el cielo en su cabeza.
- No hay cosas sin interés. Tan sólo personas incapaces de interesarse.
- La madurez hace al hombre más espectador que autor de vida social.
- En el asombro hay siempre un elemento positivo de plegaria.
- A algunos hombres los disfraces no los disfrazan, sino los revelan. Cada uno se disfraza de aquello que es por dentro.
- El juego de ponerse límites a sí mismo es uno de los placeres secretos de la vida.
- Hay algo que da esplendor a cuanto existe, y es la ilusión de encontrar algo a la vuelta de la esquina.
- La intolerancia puede ser definida aproximadamente como la indignación de los hombres que no tienen opiniones.
- Bebed porque sois felices, pero nunca porque seáis desgraciados.
- Admiramos las cosas por motivos, pero las amamos sin motivos.
- Quienes hablan contra la familia no saben lo que hacen, porque no saben lo que deshacen.
- El pesimista sabe rebelarse contra el mal. Sólo el optimista sabe extrañarse del mal.
- La mediocridad, posiblemente, consiste en estar delante de la grandeza y no darse cuenta.
- Es improcedente hablar de reforma sin hacer referencia a la forma.
- La idea que no trata de convertirse en palabra es una mala idea, y la palabra que no trata de convertirse en acción es una mala palabra.
- La aventura podrá ser loca, pero el aventurero ha de ser cuerdo.
- Hay más simplicidad en el hombre que come caviar por impulso, que en el que como nueces por principio.
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