Frases de Stephen Crane, (1871-1900) Escritor estadounidense
- No era conveniente llevar a los hombres a posiciones desesperadas, porque en aquellos momentos todos podían sacar repentinamente dientes y garras.
- Es más importante saber cómo fracasar que saber cómo tener éxito.
- Dios es la más inspiradora maravilla y divina idea entre todas las ideas.
- Todo pecado es el resultado de una colaboración.
- Un profeta verídico, al predecir una inundación, debería ser el primero de los hombres en subirse a un árbol.
- Descubrió que había actuado como un bárbaro, como una bestia. Había luchado como un pagano en defensa de su fe.
- Tú dices que eres santo, y eso porque no te he visto pecar. Ay, pero existen aquellos que te ven pecar, amigo mío.
- El que puede cambiar sus pensamientos puede cambiar su destino
- Ten cuidado con el hombre que nada ambiciona
- Los lamentos son el lenguaje de la derrota
- Un periódico es una colección de injusticias a medias que, voceada por muchachos milla tras milla, difunde su curiosa opinión
- En el desierto encontré a una criatura, desnuda, bestial, que, agachada en el suelo, sostenía entre las manos el corazón, y lo mordía. Le pregunté: ¿Está bueno, amigo? Está muy amargo, me respondió; Pero me gusta Porque está amargo, Y porque es mi corazón
- Había un hombre con una lengua de madera que intentaba cantar, y en verdad eso era lamentable. Pero hubo uno que oyó el claqueo de esa lengua de madera y supo que el hombre quería cantar. Y con esto el cantante se sintió feliz.
- Cuando llegó la noche, las olas blancas iban acompasadamente de acá para allá a la luz de la luna, y el viento trajo a los hombres de la playa el sonido de la gran voz del mar, y ellos sintieron que ahora podían ser sus intérpretes.
- La voluntad del capitán de un buque se halla profundamente arraigada en su maderamen, haya comandado un día o una década
- Habían muchos que iban apiñados en procesión no sabían adónde; pero, en cualquier caso, el éxito o la calamidad los esperaría a todos en igualdad.
- Y era como si el destino hubiera traicionado al soldado. Una vez muerto, descubría a sus enemigos la pobreza que durante su vida él había, quizá, ocultado a sus amigos.
- A veces miraba a los soldados heridos con envidia. Le parecía que las personas con cuerpos lacerados debían ser peculiarmente felices. Deseaba que él también hubiera podido ostentar una herida, un rojo emblema del valor.
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