Alejandro Jodorowsky Prullansky (1929) Escritor, novelista, poeta, dramaturgo,
- Un día, alguien me mostró un vaso de agua que estaba medio lleno. Y él dijo: «¿Está medio lleno o medio vacío?». Así que bebí el agua. No más problema.
- No cuentes el tiempo sino tus transformaciones.
- Estás involucrado en la locura. Me siento obligado a acompañarte.
- Pasé de los insultos al silencio. Eran menos dolorosos los primeros.
- El topo es un animal que cava galerías bajo la tierra buscando el sol ya veces el camino a la superficie: cuando el sol, queda ciego.
- Cuando te enfermes, en lugar de odiar ese mal, considéralo tu maestro.
- Esta es la verdadera libertad: ser capaces de dejarnos a nosotros mismos, cruzar los límites de nuestro pequeño mundo para abrir el universo.
- No te apegues a nada que pueda destruirte en el transcurso del tiempo.
- Otorga a cada palabra raíces en el corazón.
- El amor es un intercambio de silencios.
- Por amor, no solo copiamos los valores de nuestros padres, sino también sus enfermedades.
- A veces perder es ganar y no encontrar lo que se busca es encontrarse.
- Los pájaros que nacen en una jaula piensan que volar es una enfermedad.
- La mayoría de los directores hacen películas con sus ojos; yo hago películas con mis testículos.
- No quiero nada para mí que no sea para todos.
- Eres esclavo de aquello que bautizas con tu nombre.
- Una vez por semana, enseña gratis a los otros lo poco o mucho que sabes. Lo que les des, te lo das. Lo que no les des, te lo quitas.
- Cuando te acaricié me di cuenta que había vivido toda mi vida con las manos vacías
- Para un verdadero artista, las dificultades se convierten en oportunidades y las nubes se vuelven presentes.
- Lo que busco me persigue.
- Haz lo que estás haciendo lo mejor posible.
- No vivo en Francia, vivo en mí mismo.
- Vamos en una cárcel racional que navega dentro de un loco.
- Tú eres excremento. Puedes convertirte en oro.
- Uno no va al teatro para escapar de sí mismo, sino para restablecer el contacto con el misterio que todos somos.
- Cuando te lleves la vida que había vivido toda mi vida con las manos vacías.
- Cuando la diana se vuelva tan grande como un elefante en tu mente, no podrás perderla.
- El silencio no tiene límites para mí; los límites los pone la palabra.
- Cuando se abre una flor, es primavera en todo el mundo.
- Dondequiera que vas arrastras una sombra tan inmóvil como el ladrón crucificado.
- La verdadera misión del arte es sanar, y sanar es descubrir la belleza de nuestra alma.
- El mundo es lo que tú piensas que es; pero el que piensa no eres tú.
- Ése es el grave problema de esta sociedad: está llena de deseos de consumir y de aparentar, pero hay muy pocas ganas de ser.
- No te apropies de nada ni de nadie.
- El ego es sordo; sordo y ciego. El ego debe ser domado.
- Si echamos una mirada a las circunstancias que nos llevaron al milagro, comprenderemos que fuimos dirigidos por una fuerza inimaginable.
- Soledad es no saber estar consigo mismo.
- No establezcas amistades inútiles.
- La mente no se conforma; está ahí. Su calidad depende del uso que hagas de ella.
- El fracaso no significa nada, solo significa cambiar de ruta.
- Uno se vuelve sabio solo en las medidas, mientras atraviesa su propia locura.
- Te vas pero también aquí te quedas. Si las ramas crecen queriendo ocupar el cielo entero, las raíces nunca abandonan la tierra donde nacieron.
- Por primera vez descubrí la dulzura de ser yo mismo, sin estar deformado por el dolor o el miedo.
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