Amiel, Henry
(1821-1881) Escritor suizo.
(1821-1881) Escritor suizo.
- Toda necesidad se calma y todo vicio crece con la satisfacción.
- Mira dos veces para ver lo justo. No mires más que una vez para ver lo bello.
- Cuando mi amigo está infeliz, voy a su encuentro; cuando está feliz , espero que me encuentre.
- El tiempo no es sino el espacio entre nuestros recuerdos.
- El amor es el olvido del yo.
- Sin pasión, el hombre sólo es una fuerza latente que espera una posibilidad, como el pedernal el choque del hierro, para lanzar chispas de luz.
- El destino puede seguir dos caminos para causar nuestra ruina: rehusarnos el cumplimiento de nuestros deseos y cumplirlos plenamente.
- Tu cuerpo es templo de la naturaleza y del espíritu divino. Consérvalo sano; respétalo; estúdialo; concédele sus derechos.
- Dime lo que crees ser y te diré lo que no eres.
- El hombre se eleva por la inteligencia, pero no es hombre más que por el corazón.
- El hombre que pretende verlo todo con claridad antes de decidir nunca decide.
- Se entiende a las mujeres como se entiende el lenguaje de los pájaros: por intuición o de ninguna manera
- La duda en el amor acaba por hacer dudar de todo
- El destino puede seguir dos caminos para causar nuestra ruina: rehusarnos el cumplimiento de nuestros deseos y cumplirlos plenamente.
- Mira dos veces para ver lo exacto; mira una sola vez para ver lo hermoso.
- Cuanto más se ama más se sufre.
- La verdadera humildad consiste en estar satisfecho.
- Una manera laboriosa de no ser nada, es serlo todo; de no querer todo; de no querer nada, es quererlo todo.
- Un error es tanto más peligroso cuanta más cantidad de verdad contenga.
- El cielo, el infierno y el mundo entero, está en nosotros.
- La crítica convertida en sistema es la negación del conocimiento y de la verdadera estimación de las cosas.
- Hacer con soltura lo que es difícil a los demás, he ahí la señal del talento; hacer lo que es imposible al talento, he ahí el signo del genio.
- Cualquier paisaje es un estado del espíritu.
- La divagación es el domingo del pensamiento.
- Si existe algún conflicto entre el mundo natural y el moral, entre la realidad y la conciencia, la conciencia es la que debe llevar la razón.
- Sin pasión, el hombre sólo es una fuerza latente que espera una posibilidad, como el pedernal el choque del hierro, para lanzar chispas de luz.
- Antes de dar un consejo es preciso procurar que se lo acepte, o, más bien, que se lo desee.
- Vivimos mientras nos renovamos.
- El que desprecia demasiado, se hace digno de su propio desprecio.
- ¿Qué cosa es la locura? Es la ilusión elevada a la segunda potencia.
- El hombre que pretende verlo todo con claridad antes de decidir nunca decide.
- La destreza ayuda en todo, pero no basta para nada.
- Cuida tu reputación, no por vanidad, sino para no dañar tu obra, y por amor a la verdad.
- La vida no es más que un tejido de hábitos.
- ¿Qué es un espíritu cultivado? Es el que puede mirar las cosas desde muchos puntos de vista.
- Mil cosas avanzan. Novecientas noventa y nueve retroceden. Esto es el progreso.
- El cielo, el infierno y el mundo entero, está en nosotros.
- La bondad es el principio del tacto, y el respeto por los otros es la primera condición para saber vivir.
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