San Francisco de Asís (1181/1182 – 1226) fue un fraile católico italiano, diácono y predicador.
- Toda la oscuridad del mundo no puede extinguir la luz de una sola vela.
- No es apropiado, cuando uno está al servicio de Dios, tener una cara triste o una mirada temible.
- Yo necesito pocas cosas y las pocas que necesito, las necesito poco.
- Por una pequeña recompensa se pierde algo que es inestimable y se provoca fácilmente al dador a no dar más.
- Recuerda que cuando dejas esta tierra, no puedes llevar contigo nada que hayas recibido, solo lo que has dado.
- Las obras que haces pueden ser el único sermón que algunas personas escucharán hoy.
- He vivido todo lo profano. Si Dios puede obrar a través de mí, puede obrar a través de cualquiera.
- Allí donde reinan la quietud y la meditación, no hay lugar para las preocupaciones ni para la disipación.
- Entretenerse en buscar defectos al prójimo es prueba suficiente de que no se ocupa de los suyos propios.
- No me canonices demasiado pronto. Soy perfectamente capaz de engendrar un hijo.
- Hemos sido llamados a sanar heridas, a unir lo que se ha derrumbado y a traer a casa a los que se extraviaron.
- Es feliz quien nada retiene para sí.
- El verdadero progreso avanza silencioso y persistentemente, sin previo aviso.
- Dejémonos transformar en Jesús por la fuerza de su amor y compasión.
- Si existen hombres que excluyen a cualquiera de las criaturas de Dios del amparo de la compasión y la misericordia, existirán hombres que tratarán a sus hermanos de la misma manera.
- Porque es dando que recibimos.
- El hombre, al no poseer nada propio, todo él le pertenece a Dios.
- Nadie debe ser llamado enemigo, todos son tus benefactores, y nadie te hace daño. No tienes más enemigo que tú mismo.
- Ama a tus enemigos y haced el bien a aquellos que os odian.
- La gracia y los dones que Cristo da a sus fieles el poder de vencerse a uno mismo.
- Por encima de todos los regalos que Cristo da a sus amados, está el de superarse a sí mismos.
- Santifícate y santificarás a la sociedad.
- Cuanto más tentado te veas, sábete que eres más amado.
- Los animales son mis amigos, y yo no me como a mis amigos.
- No retengan nada de ustedes mismos a fin de que enteros los reciba el que se da por entero.
- Allí donde hay heridas déjame sembrar el perdón.
- Él me dijo que quería que yo fuera un nuevo loco en este mundo.
- Mientras que estás proclamando la paz con tus labios, ten cuidado de albergarla también en tu corazón.
- La verdadera enseñanza que trasmitimos es lo que vivimos; y somos buenos predicadores cuando ponemos en práctica lo que decimos.
- Donde hay caridad y sabiduría, no hay miedo ni ignorancia. Donde hay paciencia y humildad, no hay ira ni preocupación.
- La riqueza confunde la codicia y la avaricia con los cuidados de este mundo.
- Un solo rayo de sol es suficiente para ahuyentar muchas sombras.
- Es dándose como se recibe, es olvidándose de sí mismo como uno se encuentra.
- Señor, hazme un instrumento de tu paz. Donde haya odio, déjame sembrar amor.
- Debemos buscar no tanto para orar, sino para convertirnos en oración.
- Todo el bien que hagamos, hay que hacerlo por amor a Dios, y el mal que evitemos hay que evitarlo por amor de Dios.
- Lo que cada hombre es en Tus ojos, así es él, y no más.
- Quien obedece a Dios no debe obedecer a otro hombre, sino a aquel por cuyo amor le ha entregado su obediencia.
- Comencemos a servir, hagamos nuestro mejor esfuerzo, lo que hemos hecho hasta ahora es poco y nada.
- Cada criatura caída en desgracia tiene el mismo derecho a ser protegida.
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