Frases de Fénelon
(1651-1715) François de Salignac de la Mothe. Escritor, clérigo y teólogo liberal francés.
(1651-1715) François de Salignac de la Mothe. Escritor, clérigo y teólogo liberal francés.
- La fuerza no puede jamás persuadir a los hombres; sólo logra hacerlos hipócritas.
- La ambición está más descontenta de lo que no tiene que satisfecha de lo que tiene.
- El que no ha sufrido no sabe nada; no conoce ni el bien ni el mal; ni conoce a los hombres ni se conoce a sí mismo.
- Así como la demasiada autoridad corrompe a los reyes, así el lujo emponzoña toda una nación.
- El poder sin límites, es un frenesí que arruina su propia autoridad.
- La franqueza en las mujeres, es casi siempre una inconsecuencia.
- La muerte sólo será triste para los que no han pensado en ella.
- Las almas bellas son las únicas que saben todo lo que hay de grande en la bondad.
- Ningún poder humano puede jamás violentar el sagrario impenetrable de la libertad del corazón.
- El amor lo toma todo, y todo lo da.
- Sólo el infortunio puede convertir un corazón de roca en un corazón humano.
- El hombre se mueve. Dios le guía.
- El verdadero valor consiste en prever todos los peligros y despreciarlos cuando llegan a hacerse inevitables.
- Los que saben ocuparse en cualquiera lectura útil y agradable, jamás sienten el tedio que devora a los demás hombres en medio de las delicias.
- Si a cambio de mi amor a la lectura viera a mis pies los tronos del mundo, rehusaría el cambio.
- No podemos ver a la virtud sin amarla, ni amarla sin ser felices.
- La altivez es útil, todo hombre debe ser altivo.
- El verdadero medio de ganar mucho consiste en no querer nunca ganar demasiado.
- Huye de los elogios pero trata de merecerlos.
- Si queréis formar juicio acerca de un hombre, observad quienes son sus amigos.
- El sufrimiento depende no tanto de lo que se padece cuanto de nuestra imaginación, que aumenta nuestros males.
- El más libre de todos los hombres es aquel que puede ser libre dentro de la esclavitud.
- La guerra es un mal que deshonra al género humano.
- El más desgraciado de todos los hombres es el que cree serlo.
- Ordinariamente, aquéllos que educan a los niños y no les perdonan nada se perdonan todo a sí mismos.
- Los más insolentes en la prosperidad son en la adversidad los más temerosos.
- La curiosidad de los niños es una inclinación, que va delante de la instrucción; es menester pues aprovecharse de ella.
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