Frases de Alain Fournier 1886 1914 Escritor, ensayista y novelista francés
- Además, yo les enseñaría a los niños a ser buenos, con una bondad que yo conozco. (...), cuando sea maestro. Les enseñaría a encontrar la felicidad que tienen tan cerca, aunque no lo parezca...
- (...) Pero, cuando se ha vislumbrado el Paraíso, ¿Cómo contentarse con la vida de todos? Lo que para los demás es la dicha, a mí me resultaba irrisorio. Y cuando, sincera y deliberadamente, decidí un día hacer como todos, coseché remordimientos para rato...FRASES SOBRE PARAÍSO
- Deben venir de lejos en bicicleta, ya que tenía la espalda embarrada hasta la mitad.FRASES DE ESPALDA
- Mientras pasan las horas y el día está por morir, y yo lo quisiera ya muerto, hay hombres que han cifrado en él todas sus esperanzas
- (...) Hallamos la escuela desierta. Por encima del polvo de un banco carcomido y el agrietado barniz de un planisferio, resbalaba un frío rayo de sol.
- Era la primera vez que hacía un viaje tan largo en bicicleta.
- Así transcurrieron semanas y meses. ¡Época pretérita! ¡Felicidad perdida!
- En aquella cuna descubría yo un mundo ignorado, y advertía que el corazón se me colmaba con una alegría extraña, jamás sentida.
- No le costó ningún esfuerzo imaginar que se hallaba en su propia casa, ya casado; era una hermosa noche y la persona deliciosa y desconocida que tocaba el piano, era su esposa...
- En su tez purísima había puesto el verano dos pinceladas encarnadas...No encontré en tanta belleza más que un defecto: en los momentos de tristeza, de desaliento o incluso de meditación profunda, aquel rostro tan puro se teñía levemente de rojo.
- Y esos ruidos me repetían: es la ciudad desierta, tu amor perdido, la noche interminable, el verano, la fiebre.
- El único recuerdo que me ha dejado esa comida es el de un espantoso silencio y un gran encogimiento.
- Ésta es la felicidad, lo que buscaste durante toda tu juventud. Ésta es la mujer que aparecía al final de todos tus sueños.
- Sentí la desilusión del náufrago que, creyendo estar hablando con un hombre, advierte de pronto que se trata de un mono.
- Después de haber hecho pasear por su memoria todo lo que había visto y oído, agotado, se fue durmiendo, como un niño triste.
- Nuestra aventura ha concluido. Este invierno es inmóvil como una tumba. Tal vez nuestra muerte, tal vez sólo la muerte, nos dé la clave y la prolongación de esta aventura.
- (...) Pensaba también que nuestra juventud había terminado, y que la felicidad se nos había escapado.
- Temía las preguntas de mi madre, su manera, tan inocente y maliciosa a la vez de turbarnos, llegando a nuestros pensamientos más ocultos.
PETROS MÁRKARIS | ERNEST CLINE |
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