Henri Lacordaire 1802- 1861 0rador religioso francés
fue considerado el mejor orador sagrado de Francia. Fue abogado de la Universidad de París y en 1827 se hizo sacerdote, entró en contacto con Lamennais y formó parte de la redacción de LÁvenir. Se dio a conocer como orador en las conferencias cuaresmales de Nuestra Señora de París a partir de 1834.
fue considerado el mejor orador sagrado de Francia. Fue abogado de la Universidad de París y en 1827 se hizo sacerdote, entró en contacto con Lamennais y formó parte de la redacción de LÁvenir. Se dio a conocer como orador en las conferencias cuaresmales de Nuestra Señora de París a partir de 1834.
- Contemplando el mundo se puede dudar de la mujer; pero ya no es posible dudar más mirando la propia madre.
- Dios, al nacer nosotros, nos dio por cuna el corazón de una madre.
- Quiero es la palabra más rara del mundo, aunque la más usada.
- Después de la palabra, el silencio es el segundo poder del mundo.
- La bondad -no el genio, ni la gloria, ni el amor- es lo que refleja la grandeza del alma humana
- La felicidad sólo depende de nuestra luz interior.
- El carácter es la energía sorda y constante de la voluntad.
- El amor es el principio de todo, la razón de todo, el fin de todo.
- La libertad es el derecho de hacer lo que no perjudique a los demás.
- La soledad es una gran fuerza que preserva de muchos peligros.
- Tres cosas necesita el hombre para ser feliz: la bendición de Dios, libros y un amigo
- La caridad es el océano de donde parten y adonde van a parar todas las otras virtudes
- Sobre todo sé bueno: la bondad, más que ninguna otra cosa, es lo que mejor desarma a los hombres.
- Dad de lo poco que tengáis a quienes tienen todavía menos que vosotros
- La distancia es la piedra de toque de los verdaderos afectos.
- La adversidad descubre al alma luces que la prosperidad no llega a percibir.
- Hombre justo y honrado es aquel que mide sus derechos con la regla de sus deberes
- Quien dice pasión, dice debilidad; quien dice virtud, dice fortaleza.
- Es inaudito cuánto puede conseguirse con la ayuda del tiempo, cuando se tiene paciencia para esperarlo y no apresurarse.
RAFAEL GIBELLI | ALFONSO MILAGRO |
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