Pedro Calderón de la Barca (1600 – 1681) fue un importante dramaturgo, poeta y escritor del Siglo de Oro español.
- O calla o algo di que mejor que callar sea.
- Respóndete retórico el silencio: cuando tan torpe la razón se halla, mejor habla, señor, quien mejor calla.
- En la más noble lengua la propia alabanza es vil.
- ¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción; y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.
- Quien tiene de qué quejarse, ¡qué mal hace si se queja! Porque el delito del llanto quita el mérito a la pena.
- Afortunado es el hombre que tiene tiempo para esperar.
- Ya veo al cristal del Desengaño, que soy polvo, nada y viento.
- Del más hermoso clavel, pompa de un jardín ameno, el áspid saca veneno, la oficiosa abeja miel.
- Es muy puntual el diablo.
- La intención hace el agravio.
- Porque en un pasado amor se olvida hasta la memoria.
- De males a bienes dicen que se pasa fácilmente; pero de males a males, digo yo que es más frecuente.
- Y aun no cabe lo que siento en todo lo que no digo.
- Aunque suele la memoria morir a manos del tiempo, también suele revivir a vista de los objetos, mayormente cuando son para dolor sus acuerdos.
- Pequeño mundo soy, y en esto fundo, que en ser señor de mí, lo soy del mundo.
- Cuatro eses ha de tener el amor para ser perfecto: sabio, solo, solícito y secreto.
- Quien no sabe querer, sea mármol no mujer. A la que me quiere, quiero. A la que me olvida, olvido.
- Es parentesco sin sangre una amistad verdadera.
- Engañando el día de hoy y esperando el de mañana.
- Cuántos, teniendo en el mundo algún defecto consigo, le han borrado por humildes.
- La muerte siempre es temprana y no perdona a ninguno.
- La vida es un hermoso sueño y lo quiero vivir despacio.
- Venciste, mujer, venciste con no dejarte vencer.
- Que cuando el amor no es locura, no es amor.
- Siempre que odio y amor compiten, es el amor el que vence.
- Juez que ha sido delincuente ¡qué fácilmente perdona!
- Tanto miedo tengo, que aun para huir valor no tengo.
- ¿Qué importa errar lo menos quien ha acertado lo más?
- En la vida un camino que al nacer empezamos y al vivir proseguimos y aún no tiene fin cuando morimos.
- El caer no ha de quitar la gloria del haber subido.
- Quien daña el saber, homicida es de sí mismo.
- El delito mayor del hombre es haber nacido.
- La guerra es casarse: todo en uno, en este tiempo.
- El Cielo junta desiguales extremos.
- Artífice cada uno de su suerte, la flor lozana de su pasión convierte.
- Nada me parece justo, en siendo contra mi gusto.
- Dichas que se pierden son desdichas más grandes.
- Vencer y perdonar, es vencer dos veces.
- Una pena imaginada es más que acontecida.
- En mundo tan singular, que el vivir sólo es soñar; y la experiencia me enseña que el hombre que vive, sueña lo que es, hasta despertar.
- Engañando al día de hoy y esperando el mañana…
- No hay loco de quien algo no pueda aprender el cuerdo.
- No le des nunca consejos al que te pida dinero.
- Si la neutralidad sigo, a andar solo me condeno, porque el neutral nunca es bueno para amigo ni enemigo.
- Más que un ejército hiriendo vence un héroe perdonando.
- Es muy propio hablar más el que más teme.
- Que el hacer paces también suelen ser triunfos de guerra.
- No diga que tiene amor, quien no tiene atrevimiento.
- No hay ausencia sin celos.
- El que olvidar solicita, no olvida cuando se acuerda de que se acuerda que olvida.
- Quien vive sin pensar, no puede decir que vive.
- Aun en sueños no se pierde el hacer bien.
- Quien ama sin sentimiento, sonar hace el instrumento, pero no que suena bien.
- Razón, razón, ¿hasta cuándo el amor te ha de vencer?
- Fingimos lo que somos; seamos lo que fingimos.
- Dormid, dormid, mortales, que el grande y pequeño iguales son en los que les dura el sueño.
- ¿qué importa, pues, que el amor tenga del cielo el color, si tiene el mal del infierno?
- El honor es patrimonio del alma, y el alma sólo es de Dios.
- Para templar el daño, consejo muda el prudente.
- La majestad y la grandeza no está en ser uno señor, sino en que por tal le tengan.
- ¿Y teniendo yo más alma, tengo menos libertad?
- En las venturas de amor, dice el que más calla.
- La fortuna no se vence con injusticia y venganza, porque antes se incita más.
- Muerte de amor son los celos, que no perdonan a nadie, ni por humilde le dejan, ni le respetan por grave.
- Cuando son tan extraños los sucesos, la admiración disculpa los excesos.
- No hables mal de las mujeres: la más humilde te digo que es digna de estimación porque, al fin, de ellas nacimos.
- Es admitido proverbio que el bueno para enemigo será para amigo bueno.
- Es centro del demonio el pecho del pecador.
- En este mundo, en conclusión, todos sueñan lo que son, aunque ninguno lo entiende.
- Nunca crece a ser grande el que sin desdichas crece.
- ¡Oh que aprisa piensa un vehemente deseo que no hay más que lo que piensa!
- El valor es hijo de la prudencia, no de la temeridad.
- Vencerse a sí mismo un hombre es tan grande hazaña, que sólo el que es grande puede atreverse a ejecutarla.
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