Arenal,Concepción
(1820-1893) Periodista, socióloga y escritora española. A lo largo de su vida y obra denunció la situación de las cárceles de hombres y mujeres, la misería en las casas de salud o la mendicidad y la condición de la mujer en el siglo XIX
Fue una mujer muy avanzada para su época, erigiéndose como protectora de los más débiles y de las mujeres sin derechos.
(1820-1893) Periodista, socióloga y escritora española. A lo largo de su vida y obra denunció la situación de las cárceles de hombres y mujeres, la misería en las casas de salud o la mendicidad y la condición de la mujer en el siglo XIX
Fue una mujer muy avanzada para su época, erigiéndose como protectora de los más débiles y de las mujeres sin derechos.
- Las fuerzas que se asocian para el bien no se suman, se multiplican.
- La injusticia, siempre mala, es horrible ejercida contra un desdichado.
- El tedio es una enfermedad del entendimiento que no acontece sino a los ociosos.
- Sustituir el amor propio con el amor de los demás, es cambiar un insufrible tirano por un buen amigo.
- El ruido de las carcajadas pasa. La fuerza de los razonamientos queda.
- No puede ser bueno el que no sabe luchar y resistir.
- La caridad es un deber; la elección de la forma, un derecho.
- Hay un camino seguro para llegar a todo corazón: es el amor.
- La sociedad paga bien caro el abandono en que deja a sus hijos, como todos los padres que no educan a los suyos.
- Mal medio es de atraer a un hombre a la razón el tratarle como si no la tuviera.
- No se pierde el tiempo que se emplea en procurar hacer el bien.
- Todo poder cae a impulsos del mal que ha hecho. Cada falta que ha cometido se convierte, tarde o temprano, en un ariete que contribuye a derribarlo.
- Cuántos siglos necesita la razón para llegar a la justicia que el corazón comprende instantáneamente.
- Toda gran falta es un acto de egoísmo.
- El amor es para el niño lo que el sol para las flores; no le basta el pan: necesita caricias para ser bueno y fuerte.
- No hay animal tan manso que atado no se irrite.
- Odia el delito y compadece al delincuente.
- Hay tanta justicia en la caridad y tanta caridad en la justicia que no parece loca la esperanza de que llegue el día en que se confundan.
- Todas las cosas son imposibles, mientras lo parecen.
- El llanto es, a veces, el modo de expresar las cosas que no pueden decirse con palabras.
- Un hombre aislado se siente débil, y lo es.
- Abrid escuelas y se cerrarán cárceles.
- Cuanto más se dividen los obstáculos son más fáciles de vencer.
- El error es un arma que acaba siempre por dispararse contra el que la emplea.
- Para el espíritu, como para el cuerpo, lo que limita la acción menoscaba la alegría.
- Cuando no comprendemos una cosa, es preciso declararla absurda o superior a nuestra inteligencia, y generalmente, se adopta la primera determinación.
- El amor vive más de lo que da que de lo que recibe.
- No es tan culpable el que desconoce un deber como el que lo acepta y lo pisa.
- A veces, un hombre perverso es esposo y padre amante, y en la atmósfera contaminada de la maldad, el amor paternal se conserva puro, como una flor que crece en un muladar.
- Hacer bien a los que nos inspiran simpatía es un goce: La virtud consiste en favorecer a los que no nos la inspiran.
- ¿Los pobres serían lo que son, sí nosotros fuéramos lo que deberíamos ser?
- Absurdo sería pedir al cálculo lo que puede dar la abnegación.
- Todo lo que endurece, desmoraliza.
- La pasión para el hombre es un torrente; para la mujer, un abismo.
- El pobre se arruina en el momento en que deja de ser sobrio.
- Proteger el trabajo es proteger la virtud, es apartar escollos contra los cuales se estrella tantas veces; proteger el trabajo es enjuagar lágrimas, consolar dolores, arrancar víctimas al vicio, al crimen y a la muerte.
- La virtud purifica los lugares que visita, lejos de mancharse en ellos.
- En muchos casos hacemos por vanidad o por miedo, lo que haríamos por deber.
- El mejor homenaje que puede tributarse a las personas buenas es imitarlas.
- A veces damos el nombre de favor a la justicia, y creemos de muy buena fe que fuimos buenos y generosos cuando no hemos sido más que justos.
- La democracia, como la aristocracia, como todas las instituciones sociales, llama calumnias a las verdades que le dicen sus enemigos y justicia a las lisonjas de sus parciales.
- Hay como una amarga complacencia en sufrir una injusticia, que parece legitimar el odio.
- Las malas leyes hallarán siempre, y contribuirán a formar, hombres peores que ellas, encargados de ejecutarlas.
- Las virtudes son hermanas que se abrazan estrechamente; cuando una cae, todas vacilan; cuando una se levanta, todas cobran ánimo.
- Hay gran diferencia entre impresionarse con los males de nuestros hermanos y afligirse. Para lo primero basta imaginación, y se necesita corazón para lo segundo.
- La ley es la conciencia de la humanidad.
- El dolor, cuando no se convierte en verdugo, es un gran maestro.
- Las fuerzas que se asocian para el bien no se suman, se multiplican.
- La felicidad es ciega, sobrado arrogante para ver precipicios bajo las flores que cubren su camino.
- El hombre que se levanta es aún más grande que el que no ha caído.
Mas frases
Frases de Aristófenes |
Frases de Charlie Chaplin |