Luis de Góngora y Argote (1561-1627), fue un ilustre poeta y dramaturgo español del Siglo de Oro español
-De este real paraíso verde jaula es un laurel de tres dulces ruiseñores que cantan a dos y a tres.
-Las palabras, cera; las obras acero.
-Si basta un solo cabello para atar mi voluntad, sin que haya necesidad de echarme cadena al cuello.
-Vivid felices, largo curso de edad nunca prolijo; y si prolijo, en nudos amorosos siempre vivid esposos.
-Llorando la ausencia del galán traidor la halla la luna y la deja el sol, añadiendo siempre pasión a pasión, memoria a memoria, dolor a dolor.
-Dulces guerras de amor y dulces paces.
-La dama que llama al paje, dejó en la cama a su esposo y le halló, de celoso, más helado que el potaje.
-Desnudo el joven, cuanto ya el vestido océano ha bebido restituir le hace a las arenas.
-Manda amor en su fatiga que se sienta y no se diga; pero a mí más me contenta que se diga y no se sienta.
-Esto de enmendar costumbres es peligroso y violento.
-Pasos de un peregrino son, errante, cuantos me dictó versos dulce musa en soledad confusa, perdidos unos, otros inspirados.
-Mal te perdonarán a ti las horas, las horas que limando están los días, los días que royendo están los años.
-Hoy hacen amistad nueva, más por Baco que por Febo, don Francisco de Quevedo don Félix Lope de Vega.
-Porque, entre un labio y otro colorado, Amor está en su veneno armado cual entre flor y flor siempre escondida.
-Ya besando unas manos cristalinas, ya anudándome a un blanco y liso cuello, ya esparciendo por él aquel cabello, que Amor sacó entre el oro de sus minas.
-Si mucho poco mapa le despliega, mucho es más lo que, nieblas desatando, confunde el sol y la distancia.
-Como consulta la dama con el espejo su tez, ¿no consultará una vez con la honestidad de su fama?
-Y por vida de tus ojos, que son de mis ojos vida, que nuestra amistad despida cualquier ocasión de enojos.
-Tú, ave peregrina, arrogante esplendor -ya que no bello- del último occidente: penda el rugoso nácar de tu frente sobre el crespo zafiro de tu cuello, que himeneo a sus mesas te destina.
-¡Qué impertinente clausura y qué propiamente error, fabricar de ajenos yerros las rejas de su prisión!
-A la una los pies beso y al otro las manos pido: pues en ellas veo que están, según mi ventura quiso, las llaves del paraíso de este venturoso Adán.
-Serénense tus ojos, y más perlas no des, porque al sol le está mal lo que a la aurora bien.
-De sitio mejorada, atenta mira en la disposición robusta aquello que, si por lo suave no lo admira, es fuerza que lo admire por lo bello.
-Como aré y sembré cogí: aré un alterado mar, sembré en estéril arena, cogí vergüenza y afán.
-Las flores a las personas ciertos ejemplos les den; que puede ser yermo hoy el que fue jardín ayer.
-De la florida falda, que hoy de perlas bordó el alba luciente, tejidos en guirnalda, traslado estos jazmines a tu frente.
-Venus hipócrita es. La fuente deja el narciso que no es poco para él, y ya no se mira a sí, admirado lo que ve.
-A trueco de verlos idos, como soy la que interesa, sé decir que no me pesa que vayan favorecidos.
-Goza cuello, cabello, labio y frente, antes que lo que fue en tu edad dorada.
-Mientras por competir por tu cabello, oro bruñido, el sol relumbra en vano, mientras con menosprecio, en medio del llano mira tu blanca frente el lirio bello.
-Otra con ella montaraz zagala juntaba el cristal líquido al humano por el arcaduz bello de una mano que al uno menosprecia, al otro iguala.
-Por cuerdo te juzgaba, aunque poeta.
-El mayor fiscal de mi obra soy yo.
-Las horas que limando están los días que royendo están los años.
-A batallas de amor, campo de pluma.
-Hasta la sabiduría vende la Universidad.
-Muda la admiración, habla callando, y, ciega, un río sigue, que -luciente de aquellos montes hijo- con torcido discurso, aunque prolijo tiraniza los campos útilmente.
-Que sea médico más grave quien más aforismos sabe, bien puede ser; mas que no sea más experto el que más hubiere muerto, no puede ser.
-Yo no canto, madre, y si canto yo, muy triste endechas mis canciones son.
-Dame ya, sagrado mar, a mis demandas respuesta, que bien puedes, si es verdad que las aguas tienen lenguas.
-Traten otros del gobierno del mundo y sus monarquías, mientras gobiernan mis días mantequillas y pan tierno, y las mañanas de invierno naranjada y aguardiente…
-La vida es ciervo herido que las flechas le dan alas.
-Mira que la edad miente, mira que del almendro más lozano parca es interior breve gusano.
-Celosa estás, la niña, celosa estás de aquel dichoso, pues lo buscas, ciego, pues no te ve.
-Con gusto el joven y atención lo oía, cuando torrente de armas y de perros que, si precipitados no los cerros, las personas tras de un lobo traía.
-A la una los pies beso y al otro las manos pido: pues en ellas veo que están, según mi ventura quiso, las llaves del paraíso de este venturoso Adán.
-No fuera menor; y en suma si no queréis sea mi pluma la azada de vuestra huesa, no me tengáis más en calma, que del cuerpo es quien os cura tan confesor, como el cura es el médico del alma.
Mas frases
frases de FRANCISCO DE QUEVEDO | frases de GARCILASO DE LA VEGA |
Comentarios
Publicar un comentario